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Si la verdadera Victoria I de Reino Unido hubiera vivido 108 años más para ver esta película sobra la parte más intensa y apasionada de su vida, hubiera dicho tres cosas. La primera, que ella no era tan bella como la preciosa, elegante y llena de carácter Emily Blunt; la segunda, que faltan muchas cosas; y la tercera, que, viéndola, habría vuelto a la juventud.

Y es que a pesar de quedarse corta, La Reina Victoria; que tiene The young Victoria (La joven Victoria) como título original, lo cual es importante saber pues sino nos creemos que la película va de la vida de la reina y no es así, sólo trata de sus años más jóvenes; está perfectamente ambientada en decorados, fotografía, trajes y especialmente, en música, donde Ilan Eshkeri ha dado en el clavo en cada una de las escenas, volviéndose el piano uno de los puntos fuertes de la trama.

La historia, que va desde la infancia de Victoria (aislada del mundo por su madre) hasta el nacimiento de su primer hijo, pasando por su matrimonio, su coronación y sus primeros errores de gobierno, muestra claramente el carácter de esta gran reina de la revolución industrial, sus frustraciones y sus pasiones.

Aunque el eje principal de la película es ella, son básicos para la trama el Príncipe Alberto (Rupert Friend) y Lord Melbourne (Paul Bettany). Ambos influyentes en las ideas y decisiones de la reina, es Melbourne quién acaba perdiendo su posición por culpa de su escasa delicadeza y poseer ideas contrarias a Victoria. El príncipe Alberto, al que conoceremos antes de su matrimonio con la reina, acaba siendo no sólo el mayor aliado de ésta, sino también su pasional amante, tema que marca la película y que la convierte por ello además de en un gran reflejo biográfico de una parte de la vida de la Reina Victoria, en una preciosa historia de amor.

El problema de la película es su mal cierre. Contar tan breve parte de la larga vida de esta gran mujer, es una forma de hacerlo detallado, pero también de dejarnos con la miel en los labios, con ganas de saber más. Desde luego, el director Jean-Marc Vallée y el guionista Julian Fellowes, tendrían que haberse planteado alargar el film y hacer la biografía entera, con lo que probablemente hubieran creado una película de esas que pasan a la historia, y no una más de amor histórica solo que maravillosamente elaborada.

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